Recorrido por la Feria del Libro 2012

Escrito por Lucía Zúñiga Solano
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Fotografías cortesía Cámara Costarricense del Libro

La Feria Internacional del Libro de este año ofrece un homenaje especial a la cultura afrodescendiente de nuestro país. En Cupcake Magazine decidimos hacer un recorrido por los diferentes puestos con el fin de traerte la mejor información acerca de la variedad que se puede encontrar en los puestos con respecto los dedicados y a la literatura costarricense en general.

El espacio más destacado lo ofrece Uruk Editores, una empresa que ha crecido con cada una de las ferias y que no decepciona en su oferta de libros. Un vistazo rápido permite reconocer textos ya reconocidos en el ámbito nacional, merecedores incluso de reconocimientos en certámenes. La editorial también distribuye algunos clásicos como Alicia en el País de las Maravillas y realiza descuento según la cantidad de libros comprados. De modo que una buena estrategia es darse una vuelta, comprar un libro clásico y uno tico, aprovechar el buen precio y hacer crecer la cultura literaria de uno, tanto con lo propio como con lo extranjero.

La Editorial Lanzallamas también tiene su dosis de autores costarricenses de los que sin duda hay que ponerse al corriente. Están ofreciendo algunos descuentos en textos seleccionados y hay firmas de autógrafos que bien vale la pena aprovechar. Su espacio se puede reconocer fácilmente porque los libros tienen tapa negra y cuentan con diseños de portadas llamativos y desafiantes, bastante alejados de la propuesta clásica y aburrida que se nos ha inculcado como literatura costarricense.

La Editorial Costa Rica ofrece desde los libros clásicos del canon (como Tía Panchita y Mi Madrina) hasta propuestas de autores contemporáneos. Una de las mejores cosas que tiene este puesto es que ofrece descuentos en autores muy valiosos de nuestra literatura. Por ejemplo, se pueden encontrar novelas y obras de teatro de Samuel Rovinsky (conocido por su obra Las Fisgonas de Paso Ancho, aunque cuenta con textos menos populares como Cuentos Judíos de mi Tierra) a tan solo mil colones, lo cual es una alegría para alguien como yo que me declaro una de sus fanáticas.

La Universidad Nacional ofrece algunos títulos de literatura, aunque se mantiene más enfocada a textos académicos. Por otro lado, la Universidad Estatal a Distancia se luce con un espacio bastante amplio (es, además, la dedicada de la actividad) y ofrece mucha literatura nacional. Llaman la atención los textos infantiles ticos, que deberían ser casi obligatorios para los padres cuando se trata de elegir para sus hijos.

La Universidad de Costa Rica está ofreciendo muy buenos precios en sus libros. Destaca la colección de obras completas de Joaquín Gutiérrez (conocido por su novela Cocorí). Estas colecciones son excelentes y ojalá amplíen la colección en el futuro. El año pasado había adquirido la de Fabián Dobles y es una verdadera delicia, pues están ordenadas por género y permiten hacer todo un recorrido cronológico por autores que aún hoy siguen siendo parte de la construcción de nuestra identidad literaria.

Ana Istarú presentó hoy un recital de su poesía. Fue posible identificar sus libros en diferentes puestos con el anuncio de que se presentaría. Con las manos aún temblorosas de la emoción se colocó frente al público e hizo un recorrido por varios de sus textos.  Conmovió, sin duda,  su referencia al poeta, y a que somos lo que leemos y, si no leemos, no somos nada.

Algunos escritores se presentan de forma personal a distribuir sus textos, o bien, en colectivos como el la Asociación de Mujeres Escritoras. Como usualmente los mismos autores se presentan en el sitio, es una buena oportunidad para preguntarles cuál es el estilo de su obra y decidir si la propuesta es atractiva para nosotros.

Aunque no es costarricense, merece la pena hacer la mención a Sergio Ramírez. En casi todos los puestos fue posible encontrar libros suyos, lo cual ya da pruebas de su calidad. Por mi parte, después de haber leído Castigo Divino, una novela histórica centrada en un asesinato acontecido en Managua, compraría cualquier cosas que él escriba con los ojos cerrados, pues cada página está llena de prosa bien elaborada y respaldada por un relato interesante.

Finalmente, vale la pena reconocer el esfuerzo de la Librería Lehmann con respecto al apoyo a la literatura costarricense y la temática de lo afrocaribeño en general. Usualmente me pierdo en medio de todos esos best-sellers, o en las promesas de hacerse millonario en tres días; pero, al lado de todos los fuegos artificiales y la mercadotecnia, se han tomado la molestia de dedicar un espacio a los autores costarricenses que participan en la feria, con especial atención a los textos afrocaribeños, pues la dedicatoria está dirigida a ellos.

El stand de la literatura afrodescendiente, homenajeada de la actividad, se encuentro casi al final, cerca de la plataforma principal de presentaciones. Ofrecen literatura, pero también hay trajes tradicionales y hasta comida. Derek Walcott y Horace Campbell son los invitados internacionales que han sido convocados como representantes de esta literatura, con énfasis en el tema de la diáspora africana.

La Feria del Libro tiene literatura nacional para todos. Si tenés algo de miedo, buscá alguien a quien preguntarle o al vete a lo seguro con alguno de los autores ya premiados. Pero la verdad vale la pena rescatar lo nuestro no solo porque es nuestro, sino porque es bueno y porque los autores de Costa Rica tienen mucho que decir, más allá de nuestros yigüirros y nuestras carretas.