J.W Marriott, un hito para descansar con estilo, sofisticación y sabor costarricense

El pasado 08 de mayo tuve la oportunidad (después de unas intensas semanas de trabajo) de escaparme al J.W. Marriott ubicado en Hacienda Pinilla, a lo que sería un fin de semana para descansar y relajarme. Sin embargo, más allá de mis planes, el Hotel me invitó a vivir una grata experiencia llena de estilo, buen gusto y excelente atención.

Con una agenda elaborada, el viernes disfrutamos de un almuerzo en el restaurante Mansita, seguido de una tarde para conocer las instalaciones. Como han de saber, la flora y fauna de Guanacaste hacen de este Hotel un lugar perfecto para gozar de un ambiente lleno tranquilidad y serenidad. Posterior, en la noche y con una escena propia de cualquier obra del romanticismo, cenamos en Azul Grill, restaurante ubicado al lado de la playa desde el cual es posible escuchar el susurro del viento fusionado con el oleaje formado bajo las estrellas de una perfecta noche de verano.

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El segundo día inició con una cita en el spa para conocer sus maravillosas instalaciones y servicios, detalles que le han hecho merecedor de múltiples galardones a nivel internacional. Por la tarde, Tamarine ofreció como almuerzo una gran fusión gustativa de ingredientes asiáticos, mezcla perfecta de sabores para continuar con la experiencia del J.W. Marriott. Con la llegada del ocaso, la suite presidencial abrió sus puertas para un cocktail amenizado por el Sistema Nacional de Educación Musical (SINEM), previo a la cena de cierre en el restaurante Sabanero.

Sabores propios de nuestra tierra

Gastronomía local e internacional se fusionan en el concepto Pura Vida del J.W. Marriott. Algo que se puede notar en todos sus restaurantes es la presencia de sabores propios de Costa Rica, tal como el pejibaye y la yuca, ellos presentados de múltiples formas para el deleite del público más exigente. De hecho, la inclusión de la esencia Costa Rica en la experiencia del Hotel es la mayor caracterización y por ende el punto de diferencia a los demás centros recreativos de la cadena.

Tal como señala Jesús González, Gerente General del J.W. Marriott, el hotel fue ideado para que los visitantes pudieran conectarse con la naturaleza e interactuar con Costa Rica. “Nosotros buscamos que los visitantes puedan sentir y vivir la experiencia Costa Rica mientras disfrutan y se relajan” asegura González. Por su parte, Frederique Naffrichoux, Gerente de Mercadeo y Ventas del Hotel, expresa que la integración de la cultura de naturaleza de Costa Rica por parte del J.W. Marriott permite que los visitantes puedan tener un acercamiento introspectivo para conectarse con todo el ambiente.

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Jesús González (Gerente General J.W. Marriott) y Frederique Naffrichoux (Gerente de Mercadeo y Ventas J.W. Marriott)

Así que ya sea para relajarse en el spa, jugar golf, estar dentro de la piscina, ir al gimnasio o simplemente observar el atardecer cómodamente en una silla de playa, el J.W. Marriott se convierte en una de las mejores opciones en el país, ello no solo por las múltiples actividades que ofrece, sino también por los detalles que invitan a fascinarse con guiños de sofisticación y el sabor cálido de Costa Rica.

Fotografías por: Esteban Hernández