Póngaseme las pilas, gringito!

“Era un proyecto de graduación de la carrera de animación. Una idea sencilla con una comedia simple.  Que al parecer, eso es lo que le ha gustado a la gente” 
– Guillermo Ramos-
Escrito por Mauricio Rojas
Hace menos de un año que el video de Guillermo Ramos vió la luz pública. Y su humor sencillo, cotidiano y tan costarricense ha hecho que este trabajo de tesis, le haya dado la vuelta a Costa Rica en diversos medios de comunicación.
Con más de 300.000 visitas en Youtube, y con apariciones en diversos noticieros costarricenses, relataremos un poco sobre este corto y sobre su autor, recién y orgulloso graduado de la carrera de animación digital.
“Pensaba estudiar arquitectura, jamás pensé que se abriera una carrera de estas (animación) en Costa Rica.  Siempre me ha gustado mucho la tele, las películas y los efectos especiales; pero yo no me quería ir del país. Así que vi la oportunidad en la Véritas y me pasé” así explica, Guillermo Ramos sus inicios en la animación. 

A veces son cosas que no se imaginan venir, Guillermo relata que en colegio tenía sus dudas sobre su futuro profesional, solo una cosa era segura, quería algo muy creativo y manual. Arquitectura le llamó mucho la atención, pero apenas tuvo contacto con el mundo de la animación digital, sencillamente le encantó.
Gringo Pinto relata la historia de un “gringito” que anda perdido en San José, y se encuentra un buen “compita” al que le pide ayuda para llegar a la dirección del hotel en el que se tiene que hospedar. 
La historia gira en los costarriqueñismos y las frases metafóricas que caracterizan nuestra cultura, convirtiendo esa conversación, en un viaje de fantasias y chistes que el “gringito” se imagina en su mente externa a la nacional.
La estética es suave y caricaturesca con colores alegres, voces bien montadas, y la música completamente original por Guillermo Ramos, quien ha tocado la guitarra desde sus 11 años.
El video se ha esparcido como comunicación viral, en los últimos meses de este año ha circulado por las redes sociales y prensa nacional. Los directores no pensaron que se iba llegar a esta popularidad, la propuesta era sencilla. Aunque eso parece haber sido el factor clave.
Adrian Espinoza acompaño en la dirección, y es quien Guillermo considera pieza fundamental e indispensable en la realización del guión. La creatividad ha devenido del video Symphony in SLANG (1951, dir. by Tex Avery), que relata la historia de un joven que visita a San Pedro en el cielo, y este le pregunta que ha hecho de su vida, y el muchacho le relata todo en un lenguaje coloquial de manera que San Pedro no entiende nada.
“La animación no tiene límites, no hay leyes de la física, no hay gravedad, no hay ningún límite para la creatividad. Que muchas animaciones sean en caricatura, es por un estilo que se ha difundido, pero que se critique a la animación por ser caricaturesca, es una crítica poco fundamentada” – Guillermo Ramos Arias –

Ahora Guillermo trabaja en la agencia Tribu DDB como animador, y está ansioso por continuar con muchos proyectos personales que ha dejado pendientes. Y al parecer el momento para realizarlos podría ser ahora.

Comienza a formar una banda musical, ya que el mundo musical es su segunda pasión. Igualmente hay varios audiovisuales que le gustaría realizar en el corto y mediano plazo. Además, no descarta relanzar alguna segunda versión de Gringo Pinto, con muchos detalles mucho más elaborados.
“Hay varios proyectos personales en lista, incluso se podría pensar en una secuela de Gringo Pinto. Quisiera hacer una segunda parte muchísimo más elaborada que la primera. Estoy trabajando en un proyecto personal, toco guitarra desde los 11 años, entonces estoy formando una banda. El trabajo absorbe mi tiempo, pero espero realizar todo esto muy pronto” augura este muchacho de 26 años, Guillermo Ramos 
El mercado de la animación en Costa Rica es aún pequeño y este depende de la creatividad, empeño y prestigio que se ganen los animadores costarricenses; ya que  si la animación técnicamente no tiene límites, los animadores no deberían tenerlos tampoco.