15 minutos de mala fama en el Museo de Arte Costarricense con DestapARTE

 «Valoremos lo nuestro, y defendamos lo nuestro
antes de criticar por criticar»
Escrito por Mauricio Rojas
mrojas@revistacupcake.com
Colaboró Rafael Hernández

El Museo de Arte Costarricense aparece en todos los medios, es objeto de opiniones, debates y foros universitarios. Lastimosamente, no son muy buenas noticias y es que su reciente exposición «DestapARTE» es el punto central de la crítica nacional.

El espacio público y estatal del museo albergó una colección de 52 botellas, que en su concepción original encerraba el aniversario de la compañía Coca-Cola. Los rumores no se hicieron esperar y se culpó a esta institución cultural de patrocinar sin ningún beneficio un evento publicitario de esta empresa privada.
En todas partes del mundo, la compañía embotelladora realizó mega campañas para exponer su cumpleaños. Costa Rica no fue la excepción, y creo que la falta de malicia provocó que «DestapARTE» tomara estas grandes proporciones.
“Reunir a 50 artistas de diferentes generaciones es una tarea que conlleva una gran capacidad de convocatoria y ante todo un motivo que permite estimular la diversidad en expresiones artísticas y el apoyo a los artistas nacionales. Por esto, el Museo ha visto en DestapARTE una oportunidad para abrir espacios a una importante cantidad de artistas de distintos estilos, provenientes de todo el país,” comentó Florencia Urbina, Directora del Museo de Arte Costarricense.
La oportunidad era hermosa, la convocatoria casi perfecta y la capacidad de reunir tantos artistas era una exposición que valdría tomarse en cuenta. El MAC la toma, y la exhibe como parte de sus otras dos exposiciones vigentes.

Los resultados indiscutiblemente son una mala fama para el museo, sin embargo un buen objetivo se ha logrado. Me recuerdo perfectamente montar en el taxi y pedir ir al Museo de Arte Costarricense, muy pocos saben donde queda, siempre termino pidiendo parada al Colegio de Periodistas. Ahora este edificio de blanco perfecto ya no pasa desapercibido.
Esta mala reputación es momentánea, y así deberíamos de verla. Como una exposición que pasa dejando su marca, aunque de esta podemos reflexionar mucho más con el papel de los museos hacia la cultura costarricense. 
“Creo que lo que hemos tenido aquí son una serie de discursos que en cada uno de nosotros cobran sentido o no, que nos arrancan una sonrisa o un gesto de desaprobación, lo que quiere decir que en el discurso algo se tocó de lo que pensamos del mundo”, concluyó Roberto Villalobos en el Foro de la Universidad de Costa Rica sobre este tema.

Nuestro objetivo como país debe ser concientizar un cambio en nuestra manera de apreciar el arte, espero mínimo que la gente que haya criticado esta actividad haya tenido la mínima decencia de visitar la exposición y el museo como tal, que presenta su restaurado espacio, perfecto, limpio y con constantes mejoras hacia la accesibilidad.
Este gran museo celebra 71 años, debe revivir su reputación como centro cultural, tal vez esta ocasión es confusa y deprimente, sin embargo no podemos olvidar los grandes eventos que se han disfrutado este año en su plazoleta.

Valoremos este museo, y si lo criticamos tan fuerte, espero que sea porque queremos defenderlo y no por sembrar cizaña. Porque cizaña es lo que sobra en este país y nadie sale ganando.

«Un sondeo en el Parque La Sabana del  pasado 26 de noviembre del 2010 demuestra que costarricenses, con edades entre los 15 y 67 años, en sus momentos de ocio más de la mitad (60%) prefiere la montaña o la playa como destino para pasear; el otro 40% afirmó que prefieren ir a un “mall». Mientras que, ninguna de las personas eligió el museo como una opción para visitar en su tiempo libre.»


Aprendamos de lo sucedido, seamos congruentes con lo que pedimos. Si pedimos arte de verdad, espero ver las galerías llenas a reventar, y no solo llegar el día de la inauguración aparentando lo que no son.